sábado, 8 de agosto de 2009

Cinco meses, cinco soles.


Eso es lo que sucede cuando mi pequeña se despierta por la mañana, que, a pesar del verano tan horrendo que tenemos y aunque fuera esté lloviendo, el sol ilumina mi casa. Ha cumplido los cinco mesecillos el pasado 24 y ya es toda una señorita. Hace una semana que comenzamos con la papilla de frutas y le entusiasma, tanto que se enfada cada vez que le separo la cucharita de la boca para llenarsela de nuevo. Sigue con lactancia materna y le sienta fenomenal. Es un momento mágico ciertamente, había leído sobre el vínculo que se establece entre madre e hijo, pero no imaginé que fuese tan especial, tan profundo, soy muy afortunada por ello. Por el día no duerme mucho, ratitos de media hora más o menos. La pediatra nos dice que al ser una niña tan despierta y activa es normal, no quiere perder el tiempo durmiendo, hay tanto que observar... Por la noche suele despertarse dos o tres veces, según tenga hambre o sed, pero son tomas muy cortas, no llega a diez minutos y se vuelve a dormir, más o menos hasta las once de la mañana. ¡Qué suerte!,eh. Es la ventaja que tiene el que se duerma algo tarde, ya que no amanece a las siete de la mañana como otros bebés. Ahora está en una fase fantástica, ha descubierto que tiene orejas, que los dedos de los pies también se pueden chupar, que las manos sirven para sujetar todo aquello que quiere llevarse a la boca...etc, podría seguir pero os aburriría. Pero lo mejor de todo es que se ríe muchísimo y aguanta nuestras monerías todo el día sin rechistar. Los adultos que somos así de pesados... Una sonrisa suya vale un tesoro, ya puedes haber tenido un día horrible y estar de bajón o un tremendo dolor de cabeza, no hay mejor tratamiento para todos tus males que un abracito o una carcajada. Es de acción inmediata y es inócuo. Nunca pensé que se pudiese querer tantísimo a un hijo, es decir, al no haberlo experimentado anteriormente no conocía el alcance real del amor que se les profesa, porque a pesar de lo tremendamente cariñosa que puedo ser con los míos, sobre todo si es recíproco, no hay amor que pueda igualar a éste. A veces, incluso me asusto al pensar en ello, quisiera poder evitar que padeciese cualquier tipo de sufrimiento, pero sé que no es posible. Sobre todo le tengo un temor inconmensurable a la enfermedad. Sé que los que lean esto si son padres me entenderán perfectamente y los que no lo son me llamarán exagerada. Por eso ahora no paro de repetir ¡ cuánto y cómo entiendo a mi madre !
Pero bueno, tengo tanto amor que dar que espero que con ello pueda aliviarle muchas penas. Comparto el método que aconseja Carlos González, un fantástico pediatra que recomienda que los niños han de criarse con amor, cuidarse como antes, pues parece que ahora esto no está de "moda". Como él dice << "malcriar" significa "criar mal" ; es decir, con poco cariño, pocos brazos, poco respeto, pocos mimos. Es imposible malcriar a un niño por hacerle mucho caso, cogerlo mucho en brazos, consolarle mucho cuando llora o jugar mucho con él >>. Esto se lo dedico a todos aquellos que gratuitamente me ofrecen sus consejos de especialistas en métodos educativos, hasta el gorro estoy de : ¡cuidado que se acostumbra, no le cojas en brazos, déjala llorar!,¡tiene mamitis!, ¡uy, ya verás!... Pero qué sabrán algunos de cómo quiero yo educar a mi hija o de lo que a mí me molesta. A mí no me molesta que mi hija me reclame porque necesita mis brazos, todo lo contrario, sería muy duro el saber que tan sólo me necesita para saciar su hambre. Es realmente una pena que algunos no sepan disfutar de ello, que no puedan apreciar el amor más absoluto, puro e incondicional que les regala su bebé.
Como os he tenido abandonados dos meses y pico os dejo la prueba gráfica de cómo ha transcurrido este tiempo y por supuesto de lo guapísima que se mantiene la princesita. No es amor de madre, es la pura realidad, ja! En las tres primeras tiene cuatro meses, las siguientes son de la semana en que cumplió los cinco.
Un besito a todos y hasta la próxima.