Tras el bullicio carnavalesco decidimos curarnos la resaca y el frío haciendo una escapadita a las Islas Afortunadas y hacerle un regalo especial a nuestra peque en su primer cumple: calorcito y piscina. Lo cierto es que la posibilidad de cancelarlo estuvo presente, ya que los informativos nos ofrecían unas imágenes espantosas y unas predicciones poco deseables, pero como somos muy aventureros, embarcamos y a volar...
La tarde en la que nos fuimos llovía como si se fuese a repetir el diluvio universal. De hecho, nuestro temor era que no despegase el avión en Lavacolla ( Santiago: dónde la lluvia es arte), pues, algún vuelo fué desviado a Vigo, pero facturamos y salimos en hora. Confieso que por vez primera el temor se apoderó de mí en algún un momento, las turbulencias eran para ser recordadas. Pero en cuanto nos alejamos de la tormenta, todo se normalizó.
Llegamos al hotel a media noche y ya se apreciaba una brisa cálida. Nos fuimos a dormir y el lunes nos despertamos frente a palmeras, aguas turquesas y rayos de sol. ¿ Habrá mejor desayuno?
Disfrutamos de una semana expléndida, con una temperatura de 27 º por el día y unas noches muy agradables. El hotel, que está situado en Costa Meloneras, es espectacular, de inspiración africana en diseño y decoración, es tan tremendamente extenso que puedes perderte. Tiene ocho piscinas, algunas climatizadas y una zona infantil realmente bien ideada y práctica. Curiosamente, coincidimos con unos amigos en el aeropuerto que también viajaban a nuestro destino. Nos vimos al llegar cuando nos entregaron las llaves y los encontramos de casualidad dos días antes de marcharnos.¡ Y desayunábamos y cenábamos en el mismo lugar!
Pero sin duda lo mejor de éste viaje fué lo mucho que disfrutó Alba. Estaba todo el día con la sonrisa puesta. Hizo innumerables amigos, todos le hacían cuentitos y ella encantada, claro está. Se portó como una campeona y mantuvo entretenido al servicio de limpieza de comedor, pues, perfeccionó su técnica imbatible consistente en convertir los bollitos de pan, las magdalenas y los crackers en innumerables miguitas y esparcirlas por doquier. Muy entretenido, sí.
Una semanita fantástica, que transcurrió enseguida, como todo lo fantástico. Nos gustó tanto que nos hemos propuesto volver en Septiembre. Mientas tanto, toca seguir con el cuello vuelto....