Me lo ha dicho el ginecólogo el pasado miércoles. Así que aquí sigo en una expectante espera. Yo le dije que, al menos en mi cocina, las peras maduran de un día para otro. Me encuentro terriblemente agotada. El insomnio más absoluto se ha adueñado de mis noches. Ciertamente creo que he perdido la capacidad de dormir y es algo que me desespera...porque después no podré hacerlo con la paz que podría tener ahora. Pero mi subconsciente no entiende de razonamientos lógicos. Y lo he asumido sin rechistar. Mañana me haré otra monitorización, aunque no creo que me digan nada nuevo. Alba se mueve mucho todavía y eso parece indicar que, de momento, no ha decidido ponerse en marcha. Yo le digo, que no sería mala idea esperar al día 3, que para eso se establecen fechas probables, que sigue haciendo frío por aquí fuera, por lo que no debe fiarse de que haga solete. Además, estamos en Carnaval y hay demasiado ruido y jolgorio para venir a este mundo y su madre se ha portado tan bien durante todo el proceso que merece degustar el lacón con grelos y las filloas con total tranquilidad. ¿La convencerán mis argumentos? Por si acaso, lo tengo todo preparadito por si tengo que salir corriendo, bueno creo que este no es el verbo adecuado, mal me veo como tuviese que correr. Me refiero a los preparativos materiales, los mentales son tema a parte y mejor no los detallo de nuevo.
Ésta es la sinopsis de mis últimos días. Hoy domingo, me espera otra batalla de horas centrada en el descanso recomendado. Pero estoy bien, amigos, verde como una pera y aburrida como una ostra, pero bien. Al menos aprovecharé para ponerme al día con vuestros blogs...