Domingo, 20:15 h. Acabo de llegar a casa después de hacerles la visita dominical de rigor a mis padres. Coloco un par de cosillas que me he traído ( huevitos, pimientos, tomates de los que saben a tomate...) y me dispongo a darme una ducha reparadora que me deje bien a gustito para disfrutar de la semifinal Nadal- Murray.
- Anuska, hemos dado una de cinco en el gordo. -oigo a Guille que me habla desde el salón-
- Me tomas el pelo, déjame ver.-le dije-
Estaba consultando la página web del ONLAE para saber qué números habían salido en el sorteo y al ver el escrutinio se encuentra que el receptor 29705, es decir, nosotros, había sellado una combinación de cinco aciertos con el correspondiente premio de 123.132,38€.
Enseguida nos miramos y empezamos a hacer cábalas.
- ¿Será en la mía? ¿Me la has sellado?
- Sí claro, como siempre. Yo también tengo un boleto en el despacho,-le dije-.
- ¿ Fulanito sella Gordo?, ¿Y Menganito?
La incertidumbre hizo que me vistiese de nuevo y que bajásemos apresuradamente a comprobar si alguno de nosotros era el afortunado ganador.
La combinación ganadora era un tanto rara, de hecho tan sólo hubo un acertante de máxima categoría. Yo recordaba que empezaba por 17, 18..., pero ya no había memorizado los otros tres números.
LLegamos al despacho. Guille apuró a buscar su boleto. Falsa alarma. Yo fuí a por el mío. Lo cogí en la mano y comencé a leer los números: 17, 18...
- ¿Guille, recuerdas como era?
Guille me cogió el boleto y vió también los dos primeros, luego continuaba con números altos, como los que habían salido.
- ¿Es esta?, -le dije-
- Sí, me dijo.
Le abracé como creo que nunca lo hice en todos estos años que llebamos juntos. Comencé a gritar y a saltar. Había ganado 123.132€. Me embargaba la felicidad. La casa nueva, el peque que viene en camino, el coche que tendremos que comprar...
Los dos estábamos inmersos en una euforia desorbitada.
- Anita, no puede ser,-me dijo- Estaba mirando el boleto con mayor detenimiento. Tu tienes el 4 como número clave.
- ¿Quéééé?,¿Y qué? -le dije-
- Es el que ha salido, si fuese tu boleto tendrías el premio mayor y nosotros hemos dado una de 5+0, no de 5+1.
Tenía razón. La excitación me había nublado el cerebro. Acababa de recibir una bofetada de realidad que me bajó bruscamente de la montaña rusa de la ilusión. El éxtasis había durado medio minuto. Ni un segundo más. Estaba hundida en la miseria y a mis ojos asomaron lágrimas de decepción.
Guille me abrazó y me consoló como pudo. Pero en ese momento yo no podía dejar de pensar que había sentido la caricia de la fortuna y que durante ese medio minuto había experimentado una felicidad absoluta. No había consuelo que me ayudase.
Luego descubrimos que el afortunad@ es una gran persona a la que apreciamos y queremos . Por consiguiente, nos alegramos mucho. Se lo merece.
Pero tengo que reconocer que necesité toda la noche para recuperarme de ese estado de angustia.
¿Cómo es posible que haya dos boletos sellados por el mismo receptor, que los dos opten a premio en el mismo sorteo y que los dos comiencen exáctamente igual? Se dá un caso entre muchos miles.
Esta mañana me levanté pensando en lo ilusa que soy. Cómo pude siquiera imaginar que yo podía ser la afortunada, si no he cobrado más que 40 € en la bonoloto hace, al menos, tres años.
Estaba cantado. Alonso fracasa en Spa y pierde el podium. Nadal no consigue recuperarse y derrotar a Murray... ¡ no me iba a tocar el Gordo después de semejante debacle dominical!
Bueno, no debo mentir. Sí me tocó: 9,56€.