Decidió marcharse sin dar más explicación que la por mí supuesta. Pensó que rompiendo los lazos que le unían a lo conocido, a lo cotidiano, habría resuelto parte del problema. En el fondo, ambos sabíamos que aquello no sería tan sencillo. Sus recuerdos, sus emociones, no eran solamente suyas, porque yo también recordaba y compartía muchos instantes. No conseguiría que yo los olvidase por mucho que quisiese llevárselos consigo. Contrariamente, ciertos recuerdos, se hacían más presentes para ambos de un modo inconsciente.
La huída no le había ayudado en absoluto y el paso de los días conseguía que se sintiese ahora más ahogado, con menos aire limpio para respirar y que le ocasionaba que no se sintiese mejor consigo mismo. Él no llegaba a comprender....Y yo tampoco. No hallaría a posteriori mejor momento personal que el presente para llevar acabo lo que pretendía y sin embargo su mente no le proporcionaba el empuje necesario. Se encontraba débil física y anímicamente. Pero no podía permitirse volver atrás, su plan no contemplaba retrocesos posibles, a pesar del gran temor en el que se encontraba inmerso. Las noches acentuaban su desasosiego y eso le enfurecía, pues, necesitaba altas dosis de templanza para demostrarse a sí mismo que estaba cuerdo. La situación se le había escapado tanto de las manos que nadie podía ayudarle y , aunque así fuese, no habría aceptado ningún tipo de ayuda. Sólo estaban él y el mundo nuevo que necesitaba para sí. Y en ese nuevo mundo no había lugar para aquello que le recordase su pasado. No dejaba espacio para mí y yo tenía que aceptarlo, aunque me provocase un profundo dolor.
(....)
4 comentarios:
Mmmmmm... sigo intrigado. ¿A dónde irás a parar...?
;-)
Deja volar tu imaginación nitinho,quizá descubras el desenlace antes de que yo lo cuente.Mañana más.
Un bico.
Waiting for el desenlace... Besos.
Jo, Ana, no te hagas de rogar y sigue con el relato, que me está gustando...
O escribe sobre la subida de los carburantes...
En fin, continúa...
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