Han pasado nueve años y cuatro meses desde que te fuiste y todavía rompo a llorar al recordarte, bastante a menudo. No pudimos despedirnos, te adelantaron el vuelo de salida. Me dijeron que tenías ganas de irte, que preferías no esperar más. Yo pensaba verte el viernes, llegué tarde, tu vuelo partió el jueves al anochecer. Luego me dí cuenta que no consiste en pensar sino en actuar y lo he lamentado infinitamente. Quiero creer que sabes cuánto.
Quise llamarte, decirte algunas cosas que me he dejado en el tintero, que no en el olvido. Imposible realizar la conexión. No tenías cobertura. Me hizo reflexionar.
¿Por qué quería decírtelo?, ¿Para sentirme mejor?, ¿Para liberar mi conciencia esposada? Supongo que algo hay de cierto en todo esto. Pero también sé que te hubiese gustado escucharlo.
Lo siento. Siento haberte herido. Siento haberte defraudado. Siento haber hablado en ese tono alguna vez contigo. Siento no haberte besado más. Siento no haberte hecho más feliz. Lo siento.
Te hablo: te pregunto, te pido consejo..., pero no obtengo respuesta. No tengo más que tu esencia, inalterable, intocable. A veces, te noto presente. En momentos claves, te acercas y me acompañas durante unos segundos para hacerme saber que no te has ido tan lejos como parece. Que no me has abandonado.
Han pasado nueve años y cuatro meses desde que te fuiste y todavía rompo a llorar al recordarte, abuelita.
5 comentarios:
Precioso. Eso sí es amor verdadero.
Ojalá pudiera sentir yo lo mismo por alguien; por desgracia, no es así.
Conseguiste engañarme, por cierto. Es una historia estupenda.
¡¡Bss!!
Gracias por tus palabras nitinho. Saber que alguien dedica parte de su tiempo a leer lo que escribo - y comentarlo- anima un montón. Ojalá no fuese más que una historia. Por desgracia es real y no sabes cuánto dolor me provoca. No recuedo haberle dicho nunca que la quería, así que esta espinita me acompañará mientras viva. Por si es cierto que nos ven desde allá, yo seguiré haciéndoselo saber de este modo.
Un beso.
Ana, has hecho que me emocione. Considero a mi abuelo la persona que más me ha influido en la vida y el paralelismo con tu historia es absoluto e infinito.
Pero creo que te equivocas, porque si te sucede lo que a mí, cada vez que puedo reflexionar sobre algo o hacer algo no por instinto el que guía mis actuaciones, ni modo de ser y de comportarme con los demás, es mi abuelo. Siempre que he pasado por momentos complicados le imagino echándome una mano desde ahí arriba. Esa mano que me protege y que hace que no me pase nada malo y que la balanza se incline hacia lo bueno siempre.
Mi abuelo, republicano él, perdedor de una guerra entre hermanos, encancelado él, ciudadano de segunda en la posguerra él, siempre con la cabeza alta, UN SEÑOR. Su única debilidad era no mostrar su fe cristiana, se decía ateo. Era más que un Santo, por eso mismo hoy yo creo, hoy tengo fe.
Pido a Dios que me dé la oportunidad de llegar a ser lo digno, humilde y generoso que mi abuelo fue, ser como fue él algún día es mi verdadero anhelo en esta vida.
Ana, te tengo que agradecer que me lo hayas recordado.
Un beso con mucho cariño para tí.
Me váis a hacer llorar. Anaí, claro que sé lo que anima que alguien pierda un par de minutos leyendo lo que escribes. ¡Mira nuestro foro, sin embargo, qué fracaso! En fin, no pierdo la esperanza de que un día se anime.
¡Bks!
No tienes nada que agradecerme, atticus. Me halaga que te haya emocionado. Gracias a ti por pasarte y comentar. Me anima mucho.
Besos.
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